“Tres son los grandes problemas del hombre: la naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas, el absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales”
Rafael Hernampérez
¿Por qué buscamos problemas donde realmente no los hay? ¿por qué además cargamos muchas veces con los problemas de los demás? y encima, ¿por qué cuando realmente aparece un problema nos asustamos e intentamos evitarlo?
Dentro de cada uno de nosotros llevamos una mochila en la que pesan los recuerdos, las experiencias, la educación que hemos recibido… y muchas veces a la larga, nos perjudican y nos crean prejuicios y problemas, donde realmente no los hay.
Pero además, lo más curioso de todo es que cuando llega un problema de verdad, tendemos a evitarlo, huimos de él y sentimos miedo.
Pero todo puede cambiar si queremos… Pues podemos entrenar poco a poco nuestra mente, igual que entrenamos nuestros músculos.
¡Ya es hora de dejar de complicarnos la vida por tonterias!
Aquí te dejamos unos consejos para ello:
1. Dale la importancia justa a las cosas
Preocúpate cuando realmente sea necesario.
Deja de darle importancia a cosas que realmente no la tienen como ¡ya he perdido el autobús!, y la frase que siempre añadimos detrás ¡Qué mala suerte tengo!
No te preocupes más de lo necesario; más que nada porque los problemas y las dificultades no suelen solucionarse porque pensemos más en ellos.
2. Perdónate y perdona a los demás
Muchas veces nos sentimos culpables de alguna cosa que hemos podido hacer mal con alguien y no dejamos de fustigarnos por ello o por el contrario, no perdonamos el fallo que han podido cometer los demás.
No perdonar nos estanca y no nos permite avanzar, pero perdonar nos libera.
Perdona, perdónate y pasa página.
3. Desconecta de las preocupaciones
Empieza ya a aprender que cuando acaba el trabajo, acaba. Necesitas relajar tu mente y liberarla del estrés y las preocupaciones diarias.
4. Aclara tus diferencias con los demás
Si tienes problemas con alguien, si has tenido un malentendido y no dejas de darle vueltas a la cabeza, lo mejor es que hables con esa persona.
Aclara tus diferencias, te habrás quitado un peso de encima. También es importante que aceptes a los demás tal y como son y que elijas como amigos las personas que te hacen sentir bien.
Recuerda que no somos nadie para imponer nuestra visión a los demás y mucho menos para exigirles que sean de una determinada manera.
5. Adopta frases de cabecera
Empieza a pensar frases del tipo “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”, “no puedo estar siempre preocupado por cosas que no merecen la pena”, “la vida son dos días y yo los paso pensando, no puedo seguir así”.
Busca las que más se encuentren en sintonía contigo y repítelas en tu interior con frecuencia.
6. Reconoce tus errores sin martirizarte y ríete de ti mismo
Todos nos equivocamos, ¡no pasa nada!, tú también. Aprende de tus errores y continúa el camino.
Recuerda que la vida es un juego y así hay que tomarla. Unas veces se gana y otras se pierde. Pero tan divertido es ganar como muchas otras veces perder, a veces incluso, aprendemos y nos fortalecemos más.
Tomado de: lamenteesmaravillosa.com