¿Qué es el TDAH?
TDAH son las siglas de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
Es un trastorno biológico que comienza en la infancia, antes de los 12 años. Se caracteriza por presentar un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad con una intensidad y frecuencia superior a la normal para la edad del niño y la etapa de desarrollo en que se encuentra. También se tiene en cuenta que este patrón pueda interferir o deteriorar de forma notoria el rendimiento del niño en dos o más ámbitos de su vida: escolar, social y familiar. Por último, es importante corroborar que no esté causado por otro problema médico: tóxico, droga u otro problema psiquiátrico.
A los niños con TDAH les resulta difícil concentrarse para realizar y terminar tareas tales como hacer los deberes, preparar exámenes o recoger y ordenar sus cosas. Pero pueden aprender técnicas para mejorar su concentración. Aquí lo importante es la forma que adoptemos al acercarnos a ellos a la hora de explicarles en qué consiste el nuevo juego. Hay que hacerlo de forma divertida, interesante para despertar su curiosidad y tener su atención. Explicarle muy bien todo con detalle paso por paso, las reglas, la evolución del juego y, además, que perder o ganar es parte de la dinámica y hay que aceptarlo y disfrutarlo igualmente.
4 Ejercicios sencillos para trabajar la atención y la concentración
A continuación vamos a ver una serie de ejercicios que podemos realizar con los niños para ayudarles a canalizar su atención y mantenerla, así como lograr concentrarse y acabar un propósito.
Armar puzles o rompecabezas
Existen múltiples opciones dependiendo de la edad del niño y sus gustos. A través de los puzles mantienen la atención y, aunque lo abandonen, momentáneamente pueden volver a él para continuarlo.
Encuentra la pareja
Este juego de memoria tiene la particularidad de retar al niño a acordarse de donde están los diferentes elementos a la vez que va descubriendo nuevos. Poner las cartas boca abajo e ir levantando de dos en dos hasta dar con las dos cartas iguales. Un clásico que lo mantendrá entretenido recibiendo su recompensa en forma de parejas encontradas.
Lectura de cuentos
Es interesante encontrar material divertido y que estimule su imaginación y aprender a representar la historia. Mediante la imitación de las voces de los personajes y ruidos, lo más reales posibles de lo que está pasando, podemos encontrar un aliciente para que el niño quiera acabar el cuento mientras lo sigue atentamente. Una buena idea también es hacerle partícipe preguntándole que cree que pasará, cómo suena la puerta que acaban de cerrar o si él haría lo mismo que el protagonista, por ejemplo.
Colorear sin dejar espacios libres
Se trata de que pinte de colores una hoja sin que se vea el blanco del papel. Se empieza por una hoja pequeña y se va aumentando a medida que va requiriendo más material. Hay que dejarle a mano lo que pueda precisar para sus creaciones según la edad: acuarelas, lápices de colores, témperas, rotuladores… Luego podremos decorar las paredes de su habitación con sus obras o regalarlas a los familiares más cercanos con su firma y dedicatoria. Así se sentirá más motivado y verá la recompensa emocional tras la dedicación y el interés prestado.
Tomado de: blog.bosquedefantasias.com