La enfermedad del Alzheimer no se manifiesta con síntomas claros y físicos y es por eso que lleva un tiempo detectarla, porque se van produciendo cambios sutiles en el comportamiento de las personas que al principio no notan que se están produciendo cambios en su vida.
Pero cada día más personas son diagnosticadas con esta enfermedad que en su etapa inicial se presenta con determinadas características a las que debemos estar atentos.
El cerebro podría ser uno de los órganos más complejos que tiene el ser humano y aún hay un mar de cuestiones por descubrir; de modo que diagnosticar y sobre todo tratar las enfermedades mentales no es una tarea fácil, pero sí podemos atenuar las consecuencias del Alzheimer si lo detectamos a tiempo.
Lamentablemente esta enfermedad somete a los pacientes a una situación compleja y difícil de llevar y esto arrastra a sus familiares y a los que comparten el día a día con él.
Las personas afectadas por el Alzheimer se enfrentan a olvidos constantes, incapacidad para comunicarse, desconocimientos de situaciones o personas con las que tiene un vínculo estrecho y dificultad para realizar las tareas más simples.
Si bien queda mucho aún por descubrir y por investigar en relación a esta enfermedad progresiva, existen algunas cosas que puedes hacer para prevenirla.
Ciertas actividades en las que el uso de las funciones específicas del cerebro se ponen en funcionamiento podrían retrasar la aparición del Alzheimer o disminuir su aparición.
Pero al mismo tiempo algunos estudios establecen una posible relación entre ciertas enfermedades que se dan previas a la aparición del Alzheimer y la enfermedad en sí. Y estas enfermedades son bastante comunes: hipertensión, obesidad, diabetes y un estilo de vida desordenado, podrían ser la antesala de una alteración de las funciones del cerebro conduciendo a las personas a una demencia progresiva y continua.
Y es aquí cuando volvemos a lo que parece ser la prevención común para casi todo lo que nos acecha en materia de enfermedades: una alimentación equilibrada, actividad física y vida sana libre de exceso de alcohol y tabaco.
Como complemento de la batería de recursos disponibles para evitar la aparición del Alzheimer, ejercitar nuestro cerebro con desafíos parece ser una alternativa válida. Hacer crucigramas, ejercitar la memoria, leer, aprender cosas nuevas, como por ejemplo un idioma y al mismo tiempo evitar las situaciones de estrés y el agotamiento mental.
Todo esto puede acompañarse de otros “remedios preventivos” que encontramos en alimentos saludables tales como el pescado, las uvas, el brócoli, las zanahorias, la calabaza y los tomates.
Como todo músculo, el cerebro también requiere de ejercicio que lo mantenga activo. Procura dedicarte a la lectura dentro de tus gustos y llevar una vida social que te mantenga conectado con los otros. También estar ocupado con actividades diversas ayuda a poner la cabeza en otras cosas.
Como dijimos al comienzo, el Alzheimer no se detecta sino hasta que los síntomas comienzan a ser marcadamente notorios.
Para que puedas estar alerta, te dejamos una guía de situaciones a las que debemos prestar atención cuando comienzan a surgir de manera regular.
– Cansancio permanente y falta de energía
– Pérdida ocasional de la memoria
– Cambios de humor sin justificativo
– Sensación de frustración e irritabilidad
– Falta de reacción a situaciones nuevas
– Dificultad para emprender nuevos desafíos
– Incapacidad para comprender lo que se lee
– Preferencia por situaciones o lugares familiares
– Indicios de tendencia al aislamiento
– Dificultad para comunicarse con otros
– Pérdida de la capacidad organizativa y desorientación
– Dificultad para realizar tareas habituales
No dejes de compartir esta importante información para que entre todos estemos atentos a la aparición de estos signos de alarma.
Tomado de: saludable.guru