Es común que los padres tengan demasiadas expectativas sobre el rendimiento escolar de sus hijos y que la mayoría de las veces se concentren en los fracasos más que en las conductas positivas. Esto provoca que la fase del “hijo escolar” sea el único centro de interés parental; a esto se suma que el vínculo con el cual se relacionan los padres con el niño es a través de las calificaciones, los trabajos, los exámenes, los deberes y las exigencias escolares.
A veces los adultos presentan la ansiedad angustiosa porque sienten que no cumplen con la expectativa que se tiene de ellos como padres en el mundo social.
Perciben que sus hijos no son lo suficientemente exitosos en el jardín infantil, la escuela o el colegio por las notas que obtienen. Esto lleva a una sobre exigencia hacia los chicos y también hacia el colegio y sus maestros.
Los niños y jóvenes sienten que si sacan buenas calificaciones son aceptados y queridos por sus padres, pero si tienen algún fracaso en sus actividades escolares no son lo suficientemente amados.
Las tareas forman parte de las exigencias escolares en el sistema educativo y de alguna manera se relacionan con el rendimiento: un buen porcentaje de las notas depende de la presentación oportuna e impecable de los deberes.
Para un buen rendimiento escolar es fundamental que los padres en el hogar y los maestros en el aula, creen un ambiente propicio para el aprendizaje; la actitud, el tipo de inteligencia y la motivación del niño son clave para un proceso feliz. La actitud positiva da buenos resultados y la participación de los chicos con naturalidad en el proceso.
Padres y maestros deben saber que hay varios tipos de inteligencia y lo adecuado es reconocer y potenciar las inteligencias de los chicos. La motivación se logra cuando el niño encuentra utilidad y sentido a lo que aprende. Lo más importante es que los niños y jóvenes sean felices, tengan seguridad, desarrollen su autoestima y valoración de sí mismos, acorde a la edad cronológica y que haya un equilibrio entre los niveles de exigencia y sus habilidades o destrezas, pero siempre se debe tener presente que educar es amar.
Tenga en cuenta
CONSEJOS PARA PADRES:
Reforzar lo positivo de un buen resultado. Dar un perfil esperanzador ante una nota baja. Más importa el esfuerzo que la nota.
Reconocer sin sobrevalorarlo; si se refuerza demasiado puede crearse angustia en los chicos, por temor a equivocarse.
Moderar las expectativas; aceptar amorosamente las habilidades y limitaciones.
Dar oportunidad para el juego. La actividad lúdica es clave para un aprendizaje natural.
Frenar la crítica al hijo, al maestro, a la escuela… Esta solo crea inseguridad en los chicos y no modificará su conducta.
Apoyar el proceso de los hijos estudiantes, proveyendo de materiales necesarios y suficientes.
Desarrollar interés Si no encuentra interesante lo que le enseñan, el aprendizaje no será sostenido ni agradable.
Las tareas apoyan el aprendizaje. Si no ha desarrollado paciencia y empatía para guiarlos, mejor delegue esta labor.
Fomentar hábitos de estudio desde el inicio y dar normas para llevar a cabo los deberes.
Crear la rutina de anotar los deberes y la fecha de entrega, para que no olviden de lo que deben hacer.
Apoyar para que los chicos den lo mejor de sí, sobre todo en las áreas que pudieran ser difíciles. Toda tarea tiene un propósito.
Organizar un espacio físico adecuado que tenga los materiales acordes a las necesidades.
Fuente: revistafamilia.com.ec